Vive en plenitud, escribiendo tu historia

Si este título te da alguna pista de lo que vamos a hablar hoy, y estás pensando que será algún escrito rosa, ¡no es así mi muchacha!
 
Esta entrada del blog se trata de contarte un poquito mi historia, de que sepas que todas las personas tenemos situaciones duras en la vida, pero que precisamente son estas experiencias las que tomamos como escuela para afrontar todo lo que se venga y crecer.
 
Mi niña, lo que he construido en mi vida hasta el momento ha sido por altas dosis de escasez afectiva y económica, un tanto de desespero, otro poco de maltrato y mucho de abuso… pero bahhhh eso no es nada del otro mundo, lo sé, la mayoría de personas de alguna u otra manera o en menor o mayor intensidad lo hemos vívido; esto no se trata de quién ha sufrido más o menos, este escrito tiene la intención de que pensemos un poco cómo lograr que con nuestros días más oscuros, con la ñola hasta el cuello y con el viento en contra, logremos esa calma y plenitud que siempre buscamos. ¡No por algo nuestros ancianos son calmados y sabios!, son así porque ya han vivido mucho, y lo que hoy a uno le parece un problema, ellos saben a la larga que es una tontada más con la que llenamos nuestra cabeza, complicándonos más la existencia.
Empecemos, nací orgullosamente en Cali, en un invasión o asentamiento (ladera de Siloé), en una familia demasiado humilde, para que grafiquemos un poco nuestra casa era en esterilla, con sus paredes recubiertas por cartón, el piso lo recuerdo tanto era de una tierra color café rojizo, y siempre tomaba café negro en el tetero jajjaja nunca hubo pa ́ leche, ¡yo creo que por eso me encanta mi tintico¡
 
En fin cuando era niña, lo único que deseaba era SER GRANDE, adulta, pa’ amarrarme los pantalones y poder trabajar duro, muy duro para sacar a mi mamá adelante, poder hablar sin miedo; y bueno eso de ser grande empezó a suceder a mis 7 años (sí mis niñas, mi vida laboral empezó cuando era muy pequeña y esta es la realidad que viven muchos de nuestros niños y que me propuse no iban a vivir mis hijos).
 
Entre cada trabajo que tuve en mi niñez y adolescencia aprendí que cuando tienes un objetivo, te esfuerzas por lograrlo. Hay mucho por contarles sobre mi niñez y adolescencia, pero creo que eso lo dejaré, ¡¡para el libro que un día escribiré!! Es uno de mis propósitos más firmes.
Luego, cuando ya estaba un poco más grande, me gradué del bachillerato y a la fecha de este escrito no he estudiado una carrera profesional, pero eso no ha sido impedimento para querer salir adelante y haber logrado lo que he hecho hasta el momento. A mis 20 años nació mi primer amor, mi Camila. Ese rayito de luz que me dio muchas, muchas, más fuerzas para trabajar duro y disfrutarla en todas sus etapas. No se imaginan lo que era llegar a casa y ver esa carita sonriente que me decía “Mamá”. ¡¡En este periodo de mi juventud y de hacer cosas locas me decoloré y dañé el cabello, fue algo terriibleeeeeee!! Y sin con qué comprar tratamientos caros y buenos empecé a ingeniármelas para recuperar nuevamente mi melena; me iba a las colmenitas de mi barrio a comprar sobres o sachets de vitaminas y hacer menjurjes, luego les contaré muy bien esta historia, pero les puedo adelantar que de estos inventos míos nació el que ustedes conocen en la actualidad como TRATAMIENTO LA POCIÓN.
Pero sigamos, luego de 10 años de ser madre soltera, conocí a un gran amigo, que creo ustedes reconocen como ̈Heticor ̈ Un hombre trabajador con visión, decidido y con las mismas ganas de comerse el mundo. Con esa determinación me enamoró y nació mi Martin divino. Y ya con dos hijos, decidimos que para que crecieran bajo nuestra supervisión, era momento de que dejara de salir a trabajar y me quedara en casa con ellos. Pero como soy de esas mujeres que no pueden quedarse quietas, empecé a buscar la forma de crear mi propio emprendimiento. Un trabajo que me permitiera estar en casa con mis hijos y disfrutármelos, pero que al mismo tiempo pudiera desarrollar y potencializar mi vida laboral. Siempre me ha gustado el tema de belleza y quise ser maquilladora, pero me demoraba mucho con cada clienta (aun me demoro eternidades jajaja) y al final no era tan rentable. Hasta que a Heticor se le ocurrió una idea brillante, Me dijo: “Amor, y ¿si vendemos esos menjurjes que te echas en la cabeza?” Y por ahí nos empezó a sonar. Mezcla viene, mezcla va y creamos nuestra primera Poción, un tratamiento para el cabello. Y muchachas, con un presupuesto bien bajito, nos montamos en esta vaca loca, y gracias a la aceptación que ustedes han tenido por estos menjurjes de Angie, es que estamos donde estamos. Trabajando cada dia por cumplir más y más sueños. Con nuestros productos que amamos: El Shampoo sin sal, el Tratamiento, la Mascarilla Ancestral y nuestra crema de peinar Dual.
Bueno, no quiero alargarles mucho el cuento, además que me estoy estrenando en esto de escribir en un blog, pero ténganme un poco de paciencia, sé que la sacaremos adelante; sólo quiero contarles a través de mi experiencia, que una vida plena, una vida tranquila mentalmente sí se puede, no refunfuñes de la situación por la que estás pasando, no despotriques de la lucha que estás librando, no te emberraques con Dios y con la vida por que las cosas no salen como esperabas; entiende que esto que vives ahora, será tu escuela, tu historia y el camino que labrará tu futuro, no te amargues. Créeme que la recompensa de la vida llegará. Ten paciencia y vive a tu ritmo, no esperes que en un abrir y cerrar de ojos, todo suceda. ¡Piensa en que nos merecemos la Gloría, pero también debemos atravesar desiertos! Guerrea día a día por ese objetivo o ser que te impulsa, puede ser un novio, un esposo, hijos, un hogar, una carrera, un trabajo, cualquier cosa que tu desees. Ten en cuenta que cuando has sufrido, ya muy pocas cosas pueden hacerte daño y aquí es donde te vuelves fuerte de espíritu y puedes ayudar a otros con una palabra de aliento y esperanza. Porque ya sabes lo que se siente. Permítete vivir cada momento de tu vida con respeto, no hay un manual para ser feliz, y mucho menos yo podría dártelo, pero en lo personal, no darle tanta importancia a los problemas ha hecho que hoy vea mi historia pasada de forma distinta. Hoy doy gracias por todas y cada una de las adversidades por las que pasé, total que sin ellas no podría estar escribiendo estas palabras.

Te mando un abrazo apreta’o y espero que cuando nos volvamos a leer hayas aprendido un poquito más a querer tu historia.

Las quiero,

Angie
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